Mi biografía
Nací el 1 de noviembre de 1960 en Mobile, Alabama, y crecí en el pequeño pueblo de Robertsdale. Mi familia vivía con sencillez: mi padre trabajaba en un astillero y mi madre cuidaba de nuestro hogar. Desde muy joven entendí el valor del esfuerzo, la humildad y el trabajo constante, no porque me lo repitieran, sino porque lo veía cada día en casa. Era un niño tranquilo, curioso, más interesado en entender cómo funcionaban las cosas que en hacer ruido. Pasaba horas leyendo, desmontando objetos y pensando en cómo mejorar lo que tenía delante.
Cuando llegó el momento de estudiar, escogí Ingeniería Industrial en la Universidad de Auburn. Me fascinaba la idea de optimizar procesos, de hacer que un sistema complicado funcionara con la menor fricción posible. Después de graduarme, completé un MBA en la Universidad de Duke, una experiencia que no solo me formó como profesional, sino que también reforzó mi disciplina y mi capacidad de análisis. Nunca fui el que levantaba la voz en clase, pero sí el que trabajaba hasta que cada detalle encajara.
Mi carrera comenzó en IBM, donde pasé doce años que marcaron mi manera de liderar y de pensar. Aprendí a manejar operaciones complejas, a tomar decisiones bajo presión y a valorar la importancia de la logística en una empresa tecnológica. Más adelante trabajé en Intelligent Electronics y Compaq, donde continué perfeccionando ese enfoque que combina eficiencia, orden y una obsesión saludable por los detalles.
En 1998, tras varias conversaciones con Steve Jobs, tomé la decisión que cambiaría mi vida: unirme a Apple. La compañía atravesaba un momento delicado, pero también irradiaba una energía creativa que pocas veces se ve. Acepté porque sentí que había algo especial en ese caos lleno de talento. Mi objetivo fue claro desde el principio: transformar la cadena de suministro y la estructura operativa para que Apple pudiera enfocarse en lo que mejor sabía hacer: innovar. Fueron años de trabajo intenso, decisiones difíciles y aprendizaje constante, pero también de una satisfacción enorme al ver cómo la empresa recuperaba su fuerza.
En 2011, tras la muerte de Steve, asumí la responsabilidad de dirigir Apple. Mi estilo siempre ha sido distinto al suyo: más calmado, más colaborativo, menos centrado en la figura del líder y más en el equipo. Bajo mi dirección hemos lanzado productos como el Apple Watch, los AirPods y los chips Apple Silicon, y hemos reforzado nuestro compromiso con la privacidad del usuario y el cuidado del medio ambiente. Nada de esto ha sido obra de una sola persona, sino de miles